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lunes, 2 de mayo de 2016

Mediadores de DESPACHO vs mediadores de CALLE



Hay en esto de la mediación algunos prejuicios entre nosotros que no contribuyen al fortalecimiento de la disciplina ni a la consolidación de la mediación. En el seno de todas la profesiones afloran los grupos y las opiniones, las corrientes y ciertos prejuicios. El debate sobre las formas de aplicar la mediación, a veces se explícita en jornadas y ponencias en las cuales se argumenta desde el poder que dan los escenarios. Otras veces se siente de forma implícita en forma de comentarios malintencionados en voz baja. Unos y otros demuestran que no nos conocemos suficiente y que muchos de nuestros colegas mediadores se siente en posesión de la "verdadera mediación".

La mediación comunitaria ya hace más de 10 años que se viene practicando en muchos municipios de la provincia de Barcelona. En estos municipios se han impulsado Servicios de Mediación que han tratado de dar respuesta a los conflictos que presentaban las comunidades en las que se han implementado. Muchos de estos conflictos enfrentan a partes fáciles de localizar. Cuando el vecino del 3o2a se queja de los ruidos de música y voces altas que provienen de su vecino de arriba, del 4o 2a, se plantean una serie de sesiones de mediación, individuales y/o conjuntas, que se se celebran en un espacio diferente del conflicto: los despachos. En la sala de mediación, el profesional está en su territorio, se siente cómodo y empoderado en la herramienta que aplica. Sabemos de la importancia de la puesta en escena de la mediación, del contexto en el que se desarrolla, y los despachos son lugares de neutralidad y de prestigio de la herramienta utilizada. Hasta aquí todo ortodoxo y directamente aplicable desde cualquier manual.



La controversia empieza cuando el mediador se desplaza al domicilio de las partes para localizarlas, para establecer un contacto que pueda fructificar en una cierta confianza y para conseguir que esta persona acabe aceptando la mediación como herramienta para resolver su conflicto. En alguna ocasión excepcional incluso se pueden celebrar las sesiones individuales o conjuntas en uno de los domicilios de las partes. Es esta una transgresión ante la que algunos mediadores, digamos ortodoxos, arrugan la nariz. Entienden, estos, que el hábitat natural de la mediación son solo los despachos del centro de mediación. Pero vayamos más allá: ¿qué pasa con los conflictos públicos? ¿qué hacemos con aquellos conflictos cuyas partes son mucho más complejas y difíciles de localizar e implicar?. Por ejemplo, ¿qué hacer con un conflicto que surge por el uso del espacio público porque las personas o colectivos que lo usan tienen necesidades diferentes y vividas como contrapuestas?. ¿Cómo conseguir una sesión conjunta en la que todas estas partes puedan tener la controversia en un despacho, y donde digo despacho entiéndase cualquier espacio de reunión fuera del espacio público objeto del conflicto?. Pues bien, desde el Servicio de Mediación que tengo el honor de coordinar, ya hace tiempo que valoramos la conveniencia de acercarnos a las partes y al conflicto. Nuestra manera de trabajar implica hacer entrevistas (individuales y grupales, privadas y conjuntas) y esto se puede hacer también en un espacio público, en la portería de una comunidad donde se congregan unos vecinos, en un comercio, en la sede de una asociación,... Los mediadores comunitarios hemos de generar confianza, complicidad, implicación, ilusión... Y esto no se hace únicamente desde los despachos.



Pero, ojo! ¿cuál de los dos mediadores es mejor? Y cuántas veces no oímos eso de... "Aaahhh, claro, como sois mediadores de despacho...", o "Aaaahhh, vosotros no hacéis mediacion sino intervención social porque estáis en la calle...". Y luego llega, como no, la identificación con una de las teorías de la mediación. Como si los "mediadores de despacho" solo pudieran utilizar el modelo de Harvard y los "mediadores de calle" el modelo transformativo.

Mi visión es que la mediación es mediación se haga donde se haga. Y cada conflicto requiere de un abordaje, de unas secuencias en el proceso y de espacios diferenciados. Un buen profesional es aquel que sabe utilizar las herramientas que necesita el conflicto, y una de ellas es el espacio donde se hace la intervención: despacho o calle en función del conflicto y del momento del proceso; vivienda del usuario o comunidad de propietarios en función de ciertas circunstancias; comercio, entidad, instituto, comisaría,... Por eso el adjetivo de nuestra mediación es "comunitaria", porque aplicamos la herramienta de la mediación en la comunidad y la llevamos donde haga falta. No creo que sea bueno que los mediadores esperen que les lleguen los conflictos al despacho mirando por la ventana de los Servicios de Mediación. Los conflictos no vienen solos, hay que salir a buscarlos. Pero no nos confundamos: qué potencial tiene una sala de mediación!!! Y cómo es de importante que muchos conflictos se gestionen en un espacio digno que garantice la tranquilidad y la confidencialidad, además de necesitar ser gestionados lejos del lugar donde el conflicto tiene lugar.

El mediador no lo es por trabajar en un contexto o otro, si no por lo que hace en ese contexto. Su papel es el de tercero imparcial o multiparcial, aprovecha el conflicto como oportunidad para la mejora y la innovación social, acompaña a las partes para poder manejar su situación con mejores expectativas,... y eso se puede hacer donde se considere conveniente. Dejemos de desprestigiar a la mediación y la labor de los mediadores porque el contexto en el que se haga no corresponda con nuestro encargo institucional. 



4 comentarios:

  1. Comparto la idea, lo importante es saber lo que estamos haciendo , en que momento y por que, o sea que no sea por que da lo mismo, sino por que alguna razón o intuición nos dice que el espacio elegido comunica mejor para el tipo de intervención que llevaremos adelante.

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  2. Totalmente de acuerdo. Tenemos un grave problema, y es que la mediación se ha convertido en un producto de mercado por el que competimose. Priman los intereses mercantilistas y el posicionamiento por explotar un nicho que a día de hoy no da para tantos.

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  4. Mi compañera mediadora y yo hicimos una mediación en el rellano de una escalera. Como bien dices hay que hacer llegar la mediación y que las partes estén a gusto. Según las partes, el conflicto y otras circunstancia se hará en un lugar u otro. Da igual si es en un despacho, en la sala de un aeropuerto o en el rellano de una escalera. El mediador hace su trabajo independientemente del lugar , claro está que en mi despacho con las sillas que conozco y el rotafolio a mano estaré mas cómoda , ¿los mediados también? Un abrazo Oscar

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